Con paso firme se pasea hoy la injusticia.
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza: “Todo seguirá igual.”
No se oye otra voz que la de los dominadores, y en el mercado grita la explotación: “Ahora es cuando empiezo.
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
“Jamás se logrará lo que queremos.”
Quien aún esté vivo no diga “jamás”. Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual.
Cuando hayan hablado los que dominan, hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir “jamás”?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquél que está abatido!
¡Aquél que está perdido, que combata!
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues lo vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza: “Todo seguirá igual.”
No se oye otra voz que la de los dominadores, y en el mercado grita la explotación: “Ahora es cuando empiezo.
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
“Jamás se logrará lo que queremos.”
Quien aún esté vivo no diga “jamás”. Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual.
Cuando hayan hablado los que dominan, hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir “jamás”?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquél que está abatido!
¡Aquél que está perdido, que combata!
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues lo vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Bertolt Brecht
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