Levantate Campesino - José de Molina

Mestizaje

Bases Militares Yanquis en Colombia

miércoles, 3 de marzo de 2010

Mujeres, ¡Sólo con la lucha y la organización alcanzaremos la verdadera liberación!

La opresión contra nosotras las mujeres, especialmente contra las mujeres jóvenes en este sistema es brutal. Nuestra vida cotidiana está llena de discriminación, barbarie y violencia. Por ejemplo en la mayoría de los barrios más pobres y en el campo, somos objeto de ultrajes sexuales por parte de Paramilitares, Fuerzas Armadas estatales y delincuencia común. Somos intimidadas y morboseadas por utilizar minifalda o escote o por caminar solas en la noche, y en el conflicto actual somos víctimas de la política burguesa la cual lleva a que seamos botín de guerra, o simples cocineras, costureras y objetos de placer y reproducción de las fuerzas en conflicto.
Una habitante de la cruz en Medellín cuenta: “llegan y empiezan a coquetearles a las adolescentes, luego las embarazan y después las abandonan y si ellas van a reclamarles la paternidad, ellos se enfurecen, las maltratan y las intimidan”. La desconfianza hacia las fuerzas armadas reaccionarias es generalizada entre nosotras las jóvenes del pueblo que nos quejamos constantemente del asedio de policías, ejército y paramilitares.
A las mujeres jóvenes principalmente se nos trata como pedazos de carne, objetos sexuales, mercancía para comprar y vender, una consecuencia de esto es la prostitución, principal atractivo turístico de los países oprimidos como Colombia. Según la ONU, Colombia es el tercer país con el mayor número de víctimas de trata de personas en el mundo, cuyos ingresos se estiman entre 7 y 12 billones de dólares al año. Cualquier mujer joven está expuesta a ser secuestrada o engañada con falsas promesas de agencias de modelaje y terminar en un prostíbulo de Europa o Asia.
El vernos como cosas, objetos sexuales, máquinas de placer lleva a continuas violaciones contra nosotras, el 50% de las mujeres violadas en Colombia son menores de 15 años; muchas de estas violaciones terminan no solo con nuestras ilusiones y esperanzas, sino también en embarazos tempranos no deseados.
La libertad para nosotras las jóvenes bajo este sistema, es la posibilidad de venderse como una mercancía, ya sea en una fábrica, un burdel, una pasarela o un reality show, de drogarse y alienarse para evadir la realidad. Han limitado nuestro papel en la sociedad a meros instrumentos de lujuria y reproducción, y nos han impuesto prototipos que nos hunden en la lógica capitalista del consumismo, que dicta que las mujeres deben ser “bellas”, “delgadas”, “voluptuosas” y “sensuales”, pero mientras muchas se degradan, enferman y mueren, los capitalistas engordan sus bolsillos, con la explotación, miseria y degradación del pueblo. La industria de las dietas gana anualmente 33 billones de dólares; la industria de la cosmética acumula 20 billones de dólares; la industria de cirugía estética consolida 300 millones; y la industria de la pornografía representa 7 billones de dólares cada año.
El problema de la mujer se da a nivel mundial, mientras aquí se subastan niñas vírgenes en el campo y en las ciudades entre los 9 y 12 años en prostíbulos y trata de blancas, en Afganistán y otros países de oriente, las niñas de 11 y hasta 8 años son obligadas a casarse con hombres mayores de 60 años; se exige a las mujeres utilizar el hejab o burka (mantos que cubren el cuerpo de la mujer de pies a cabeza); se practica la mutilación del clítoris en África (también las comunidades Embera en Colombia); mueren mujeres apedreadas o quemadas por sus familias o esposos.
De todos los oprimidos del mundo las mujeres somos las que llevamos la peor parte. El salario de las mujeres es considerablemente inferior respecto al de los hombres, aunque realicemos el mismo trabajo y ocupemos los mismos cargos; las mujeres de Medellín reciben el 85% del pago que reciben los hombres. En cuanto a la educación las mujeres presentamos mayores tasas de analfabetismo y constituimos la mayor parte de la población desplazada. En esta sociedad la mujer es doblemente oprimida, pues a la opresión de clase que sufren hombres por todo el mundo, se le suma la opresión machista, feudal y patriarcal, que busca inculcar en la mujer la mentalidad de esclavas.
Desde tiempos remotos algunos pensadores y principalmente la iglesia se han encargado de sostener y promover la inferioridad de la mujer como algo natural. Se nos ha educado para obedecer a los hombres, no es gratuito que desde niñas juguemos con cocinitas y muñecas, mientras los niños juegan con balones, trompos y cometas, ellos desarrollan habilidades y creatividad, a nosotras se nos condena a ser madres y amas de casa; se nos relega al mundo del misticismo, el idealismo, el conformismo, se nos impide tener control de nuestro cuerpo y nuestra vida.
Pero, ¿por qué se excluye a la mujer de participar en todas las esferas importantes de la sociedad, especialmente en aquellas donde se toman las grandes decisiones que afectan a la humanidad?, ¿por qué y quiénes buscan que se mantenga este estado de cosas?

No es una cuestión cultural, ni mucho menos una cuestión biológica; las clases diferencian a los individuos más que el sexo y esto ha sido parte de la estrategia de las clases en el poder desde la época del esclavismo para subyugar y dividir al pueblo, y ha sido reafirmado en la sociedad capitalista. No todas sufrimos la opresión por igual, aunque las mujeres de las clases dominantes también son utilizadas y muchas veces degradadas, están al lado de sus compañeros de clase ejerciendo su papel de dominio y opresión sobre el pueblo, de igual forma cuando los burgueses y los terratenientes usan el machismo y el patriarcado, lo hacen como parte del sometimiento de clase, pero cuando el campesino o el obrero lo hacen, le están haciendo el juego a las clases dominantes de mantener oprimido y dividido al pueblo.

Por eso, si no nos liberamos de nuestras cadenas y nos convertimos en un torrente poderoso para la lucha, la emancipación de toda la humanidad no será posible, y si no hacemos parte de la lucha por la emancipación de la humanidad nunca seremos completamente libres. No aceptemos los argumentos que pretenden solo darnos paños de agua tibia, queremos una sociedad que realmente le sirva a la humanidad, y si la base para la existencia de la opresión de la mujer surge con la propiedad privada y la división de la sociedad en clases, entonces estas tendrán que ser destruidas, al igual que el caduco sistema imperialista que las sostiene.

El pasado y el presente nos recuerdan que la juventud siempre ha estado en las primeras filas de la lucha revolucionaria por todo el mundo y entre ellos las mujeres han tenido un papel destacado; en Colombia hemos participado de la lucha obrera, campesina, indígenas, estudiantil… hemos batallado contra el racismo, la esclavitud, la pobreza, el machismo; muchas han sido las mujeres que han dejado huella en la historia porque asumieron con valor el reto de luchar por lo que nos pertenece y alcanzar logros importantes, pero mucha también ha sido la sangre derramada por nuestras hermanas a manos de los que vanamente pretenden hacernos callar. Por eso nuestro esfuerzo no puede ser menor, las jóvenes de hoy debemos caracterizarnos por nuestra decisión, rebeldía y valentía a luchar contra lo caduco y podrido de este sistema.
Sin embargo, el mundo no siempre ha sido, ni será como ahora lo conocemos, un mundo lleno de miseria y sufrimiento, que mantiene el atraso y el sometimiento de las mujeres. La opresión de la mujer surgió con la propiedad privada y la división de la sociedad en clases. Pero también la historia ya nos ha brindado gloriosos ejemplos de lo que pueden lograr los oprimidos del mundo cuando se levantan con furia y decisión por lo que es justo, muestra de ello han sido las revoluciones proletarias, que buscaron como parte importante de la revolución cambiar en esencia la situación de la mujer, eliminado la prostitución, liberándola de las tareas domésticas, igualando los salarios, asegurando el derecho al divorcio, luchando por eliminar las ideas y costumbres incorrectas y atrasadas, etc.
El 8 de marzo no es, ni debe ser una fecha donde se celebre la delicadeza y sumisión de las mujeres, no debe ser un día de consumismo donde nos regalan peluches y flores, por el contrario, es y debe ser una conmemoración por las grandiosas batallas que hemos librado a lo largo de la historia para alcanzar nuestros derechos y liberarnos de nuestras cadenas. No necesitamos rosas, ni chocolates, necesitamos decisión y valentía de los hombres para luchar a nuestro lado, para reivindicar el espíritu de rebeldía de las mujeres del pueblo, necesitamos que los hombres comprendan que también tienen un papel muy importante que jugar dentro de este proceso, que debemos marchar en pie de igualdad por el camino que nos lleve a alcanzar un mundo mucho mejor, que realmente le sirva a la humanidad; pero que esto solo será posible cuando se destruyan todos los cimientos de la desigualdad, la opresión y la explotación, cuando el imperialismo se vea reducido a ruinas y sobre él se empiece a forjar una nueva sociedad.
Mujeres es hora de lanzarnos a la lucha de manera desafiante y tomar las riendas de nuestro presente, para que el futuro sea brillante, mucho mejor; para esto se requiere de una sólida organización del pueblo de muchas maneras y a muchos niveles, las mujeres jóvenes debemos formar nuestros propios grupos para discutir nuestros asuntos, pero sin olvidar que la solución de nuestros problemas están completamente ligados a la solución de los problemas que tiene el pueblo en su conjunto.

No escogimos el tiempo de venir al mundo, pero es la época que nos tocó y podemos elegir entre hundirnos en el abatimiento, el pesimismo y la indiferencia o hacer historia y dejar huella, luchando por un mundo donde nacerá y crecerá una humanidad verdaderamente emancipada, siempre es posible elegir hacer lo mejor, ese momento es ahora.

¡Contra la opresión de la mujer, es justo rebelarse!
¡Mujeres como esclavas nunca más!
¡Contra un sistema que oprime y explota la rebelión se justifica!
¡Mujer organízate y resiste, es hora de que resuenen nuestros gritos de batalla!

Jóvenes Antiimperialistas.
Marzo de 2009.

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