Levantate Campesino - José de Molina

Mestizaje

Bases Militares Yanquis en Colombia

lunes, 25 de mayo de 2009

¡Organizarse y resistir contra la embestida de los opresores!



Durante las últimas semanas, las masas populares que vivimos en el área metropolitana del Valle de Aburrá hemos sido víctimas de una nueva oleada de abierto arrinconamiento y terror por parte de las clases dominantes. En particular, están incrementando el control sobre las barriadas, desatando a sus paracos, militares y policías a que nos acosen, vigilen y ultrajen con más saña, convirtiendo nuestras vidas en un infierno peor del que hemos tenido que soportar a causa de la miseria, el hambre y el desempleo a que nos han sometido los explotadores desde hace siglos. No sólo estamos presenciando cómo, de nuevo, llegan por decenas a nuestros barrios los militares y policías jodiendo y haciendo batidas, secuestrando jóvenes a diestra y siniestra para sus reaccionarios planes (reclutando la indignante cantidad de 30.634 muchachos entre enero y febrero de este año), sino que además están intensificando la represión contra las masas por la vía del franco terror, del asesinato y desaparición por no obedecer sus toques de queda o sus cochinas normas sobre cómo debemos vestir, qué preferencias sexuales debemos tener, cómo debemos hablar y con quién, o cómo comportarnos en la casa o en la calle.

El dizque proceso de reinserción y desmovilización de los paramilitares, abanderado por el títere Uribe y el imperialismo yanqui, es una mentira y el pueblo ha sido testigo de ello. ¡Los opresores no pueden ser más cínicos! Mientras el cerdo coronel de la policía metropolitana, Omar Perdomo, dice que aquí “no hay ´Águilas Negras`”, somos miles los que hemos recibido sus intimidaciones y amenazas directamente o a través de volantes, afiches y pintas en la calle, como ha venido pasando en barrios de Medellín como Castilla, Santa Lucía, Manrique Oriental, Santo Domingo, Santa Cruz, El Playón de los Comuneros, etc. Además, en barrios de otros municipios del Valle de Aburrá como Bello o Copacabana, esparciendo su sombra de terror con los viejos métodos fascistas empleados para lo que ellos han llamado dizque “limpiezas sociales”. ¡Qué no nos engañen! Los mismos carniceros que han convertido regiones enteras del país en verdaderos cementerios de gente del pueblo, que han torturado y descuartizado decenas de miles de trabajadores, que han cometido genocidio y desplazamiento en masa, que han asolado durante décadas el campo y las ciudades colombianas son los que ahora están comandando y ejerciendo esta “nueva” campaña de hostigamiento y represión contra las masas.

Esto ha venido ocurriendo en muchas ciudades y regiones del país, desde el Oriente antioqueño como en algunas veredas de los municipios de San Luis, San Francisco, La Unión, Sonsón y El Carmen de Viboral hasta los barrios populares de ciudades como Cúcuta donde los jóvenes corremos peligro de muerte por el mero hecho de llevar el cabello largo, o estar tatuados o tener aretes o si estamos en las calles después de las 10 de la noche.

En realidad, esta situación hace parte de una estrategia que tienen el imperialismo y sus lacayos locales para reacomodar sus estructuras de dominación a escala nacional, con el objetivo de que al pueblo le sea extremadamente más difícil organizarse y oponer resistencia a la opresión del régimen. De hecho, sus políticas cada vez más fascistas de negación de las libertades democráticas están criminalizando cualquier forma organizativa de las masas, desde aquellas que se han fijado metas eminentemente políticas, hasta las que sólo piden la más elemental reivindicación económica. No es sino mirar, por ejemplo, el estricto control que ejercen los paramilitares en muchas acciones comunales, o sobre muchos grupos juveniles barriales y culturales. Por ejemplo, en Bello, incluso han llegado al colmo de robar a los jóvenes de muchos barrios el derecho de organizar sus campeonatos de fútbol, donde son los paras quienes en últimas deciden quién juega y quién no, dónde y a qué hora, etc.


Y es que la juventud constituye un renglón de primera importancia dentro de esos planes reaccionarios que ha trazado el Estado colombiano para las masas de nuestro pueblo. Somos millones los jóvenes del pueblo arrinconados contra las miserables “alternativas” que nos ofrece este podrido sistema. A los que han sido insertados en el aparato educativo, les imparten una educación para esclavos, en colegios que más bien parecen cárceles o en “centros de enseñanza” con cursitos de unos cuantos meses que no nos sirven para nada y con los que quieren embobarnos. A los que no han podido meter ahí, o a los que ya salieron, o a los que han tenido que desertar por las condiciones de pobreza en que se encuentran, no les queda más remedio que engrosar las legiones de millones de desempleados del pueblo, obligados a ofrecer su mano de obra por centavos y en las peores condiciones para beneficio de los grandes capitalistas; o salir al rebusque a ver con qué migajas pueden llegar a la casa después de ser acosados todo el día por los esquiroles del “espacio público”; o quedarse en el barrio pasando el achante con otros que sufren la misma opresión y exclusión, y terminar metido en las drogas o el alcohol huyendo de las golpizas a manos de la policía o los paracos. Las clases dominantes han buscado los medios para sofocar y contener todo el odio y descontento generado por estas humillantes condiciones de existencia. Por un lado, han organizado a algunos jóvenes en torno a la cultura y el esparcimiento, brindándoles espacios y recursos económicos con la condición de que se conviertan en portavoces de la reaccionaria ideología que alienta la colaboración de clases, desarmando y mellando la conciencia de los jóvenes oprimidos con la cháchara de la “convivencia pacífica” o la “noviolencia activa”. Pero, por otro lado, y al mismo tiempo, y para los jóvenes que no encajan ni en sus programas culturales, ni en su aparato educativo, ni en su cadena de sobreexplotación capitalista, tienen organizado todo un proyecto de reclutamientos en masa tanto para su ejército reaccionario como para sus bandas de paramilitares, con el objeto de que acosen y mantengan a raya a las masas populares, y especialmente a la juventud popular, a través de un asfixiante y sanguinario terror.

Pero, donde hay opresión, hay resistencia. Los jóvenes del pueblo nos hemos convertido en una bomba de tiempo que explotará en cualquier momento, y los opresores lo saben. Ellos prevén nuevas oleadas de lucha y por eso están intensificando la represión, persiguiéndonos y asesinándonos por el mero hecho de ser jóvenes y del pueblo. Conocen tanto el profundo odio de clase que sentimos hacia ellos como nuestro potencial transformador y por eso nos temen como al diablo. Sí, aunque ahora estén fuertemente armados y bien organizados, los reaccionarios tiemblan ante una respuesta organizada de las masas. ¡Y es que no es para menos! La capacidad creadora del pueblo es infinita, y se puede convertir en una fuerza material monumental que no deje piedra sobre piedra de este podrido orden de cosas, siempre y cuando estemos guiados por una correcta línea política que guíe nuestro accionar, para asestar contundentes golpes a nuestros enemigos de clase. Y así pasar de simples escaramuzas a una transformación radical de la sociedad.

Y, en ese proceso, la juventud popular debe desempeñar un papel clave, pues su irreverencia, rebeldía y explosividad, su desapego a lo establecido, la pone en una posición especial con respecto al resto de sectores que componen nuestro pueblo. El arrojo y decisión con que actuamos en medio de las luchas populares nos ha caracterizado siempre, es muy positivo y las masas lo aprecian inmensamente. De hecho, la práctica de la lucha de clases bajo la dominación del imperialismo ha mostrado cómo muchas veces el nivel del movimiento juvenil en un momento dado se ha convertido en uno de los factores más importantes de arrastre, solidez y continuidad del movimiento popular de conjunto. Así, las masas esperan mucho de nosotros, debemos potenciar esas cualidades y convertirnos en un referente positivo para ellas, que con un sincero espíritu de servir al pueblo pongamos nuestras energías, entusiasmo e infinita creatividad en función de la lucha por un mundo donde se nos trate como seres humanos, se valoren nuestras vidas, aspiraciones y sentimientos y podamos vivir dignamente.

Hoy por hoy, para los jóvenes del pueblo es una odisea mantenernos con vida. Salimos de la casa a la calle, pero no sabemos si podremos regresar o no, si caeremos muertos a manos de la policía, el ejercito o los paramilitares, o podremos llegar a la casa nuevamente y vivir un día más. ¡La zozobra es insoportable! Debemos rebelarnos contra esta situación y organizarnos ampliamente para contrarrestar esas medidas fascistas del régimen. Se requiere hacer un llamamiento lo más extenso posible para luchar por que se nos respete el derecho a la vida, por que no nos sigan asesinando como se les viene en gana, por que se detenga el cruel y genocida derramamiento de sangre de los jóvenes del pueblo en los campos y barriadas.
Debemos enfrentar los ataques e injusticias del sistema forjando una resistencia cada vez más organizada, cohesionada y conciente. Debemos construir un movimiento juvenil antiimperialista férreamente unido en lo político e ideológico, capaz de soportar las violentas ventiscas que de seguro habrá de enfrentar en la lucha contra los opresores. Asimismo, si de veras queremos asestar contundentes golpes al enemigo y luchar para ganar, debemos fundirnos con la inmensa mayoría de la población, alentarlos a que luchen más y mejor y apoyar las justas luchas del pueblo.
Las actuales circunstancias reclaman mucho de nosotros. El destino no existe, de lo que hagamos hoy depende el futuro que nos tocará vivir.


¡Contra la criminalización de la juventud popular, organizarse y resistir!
¡Contra el asesinato de jóvenes del pueblo, la rebelión se justifica!
¡Fuera militares y paramilitares de campos y ciudades!
¡Se justifica la rebelión, se necesita la revolución!
¡Parar la brutalidad policial!

Jóvenes Antiimperialistas

martes, 19 de mayo de 2009

Poema: Yankee, yankee…


Yankee, yankee…
¿Aún no entiendes que no te queremos aquí?
¿Aún no entiendes que reproduces nuestro odio hacia ti?
¿Aún no entiendes que nuestro campo, nuestras ciudades,
nuestros barrios, nuestras casas,
nuestras vidas no te pertenecen?
¿Aún no entiendes que no queremos tus armas,
ni tus mercenarios, ni tus hamburguesas?
¿Por qué no entiendes que estás agonizando?
¿Por qué no entiendes que si continúas viviendo,
nuestra gente adelantará tu muerte?

Yankee, yankee…
¡Lárgate de aquí!,
¡lárgate de nuestro campo!,
¡lárgate de nuestras ciudades!,
¡lárgate de nuestros barrios!,
¡lárgate de nuestras vidas!,
¡lárgate con tus mercenarios!,
¡lárgate con tus armas y tus hamburguesas!
¡Lárgate!,
o nuestro odio explotará
y con la fuerza del fusil te sacaremos,
con la fuerza del fusil te eliminaremos
del mundo entero.

Juan (Joven Antiimperialista)



sábado, 9 de mayo de 2009

¡NO AL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO!



Es evidente que las clases dominantes han convertido las calles, parques, colegios y barriadas que habitamos en coto de caza de jóvenes del pueblo. Se puede contar por miles la cantidad de jóvenes a quienes a punta de fusil los ha secuestrado el podrido estado colombiano. Las constantes batidas del ejército están haciendo el ambiente mucho más asfixiante de lo habitual, pues además del hambre, el desempleo, la falta de educación y las humillaciones y represión a que nos someten diariamente, ahora no podemos ni asomarnos a la esquina porque “mientras esos cerdos estén rondando y raquetiando por ahí uno no puede salir de la casa si no quiere que se lo roben”. Si salimos al parche, nos están esperando. Si vamos en bus, nos bajan en un retén. Si vamos al colegio, se aparecen a registrar a los de 11 y a raquetiarnos e insultarnos a todos a la salida. Han convertido nuestros barrios en campos de reclusión y nuestras casas y colegios en celdas particulares!

A las clases reaccionarias les importan un comino las aspiraciones, sentimientos y anhelos que tenemos las masas populares. Ellos, que se las dan de paladines del dizque “derecho a la vida y a la libertad”, destruyen anualmente las vidas de miles y miles de jóvenes del pueblo obligándonos a abandonar no sólo nuestros sueños, sino además a nuestros familiares, amigos y vecinos para pasar a servir de carne de cañón en las filas de un ejército que nos trata como basura y nos pone a combatir y morir en defensa de un sistema explotador, hambreador y genocida.

Ellos quieren poner la realidad patas arriba y hacernos tragar el cuento de que las fuerzas militares del caduco estado colombiano son “heroicas”, que “están para servir y proteger al pueblo”, pero con estas mentiras no pueden ocultar las manchas de sangre del pueblo con que han empapado sus rostros y fusiles. La reciente noticia sobre el taxista bogotano fuertemente apaleado por unos policías, por ejemplo, ha servido para que las clases dominantes, a través de sus mentirosos medios de comunicación, salgan a decir que “el comportamiento de esos policías nada tiene que ver con el pensamiento, la doctrina y el propósito” de la Policía. ¿De veras pretenden que nos creamos semejante cuento? La podrida naturaleza

reaccionaria de las fuerzas armadas colombianas salta a la vista. Nosotros sufrimos en carne propia la brutalidad que ejercen esos cerdos día tras día. Esos perros de presa del sistema son entrenados para matar y los desatan para atacar con saña mortal al pueblo. Los últimos casos documentados sobre torturas, atropellos y violaciones sexuales con que deforman la mentalidad de los reclutas que prestan el servicio militar, son una clara muestra del verdadero carácter reaccionario del “pensamiento y doctrina” de las fuerzas policiales y militares colombianas. Es más, el desprecio y odio en que los educan contra las masas es tal, que hasta han convertido las arbitrariedades y humillaciones de que nos hacen víctimas a cada minuto, en un aliciente e incentivo de su “rutinario y desagradecido deber”.

La práctica ha demostrado hasta la saciedad que el Estado fascista, delincuente y mafioso, con sus fuerzas policiales, militares y paramilitares, con sus soplones, sus juzgados y cárceles, es un instrumento con el cual el imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes ejercen la más vil y asquerosa dictadura sobre el pueblo y perpetua la explotación y la opresión del pueblo. Éste es su verdadero “propósito” y naturaleza sanguinaria.



Y hoy, las clases dominantes, con el lacayo Uribe a la cabeza, han desatado una nueva escalada de guerra y represión contra el pueblo colombiano con la excusa de estar combatiendo el “narco-terrorismo”, acatando servilmente los dictámenes de su amo imperialista norteamericano quien está librando ahora una “guerra sin fin” (a decir del mismo Bush) contra los pueblos del mundo. De acuerdo con ello, uno de los objetivos que se han trazado es incrementar sustancialmente el pie de fuerza en amplias regiones del país con el fin de hacer de Colombia un país política y militarmente “más estable” y, en consecuencia, no sólo una punta de lanza militar norteamericana más firme para la región, sino un lugar mucho más rentable para la inversión del capital imperialista y un centro de negocios seguro y bien arrodillado al tío Sam. Así, entre julio de 2002 y diciembre de 2006 el pie de fuerza pública se ha incrementado en un 36.9% (de 297.825 a 407.587 efectivos), a la par que el gasto destinado a su sostén se ha incrementado de $7.6 a $11.13 billones de pesos anuales entre el 2003 y 2007, gasto que aumenta gracias al mayor endeudamiento y sometimiento con el imperialismo yanqui, la pérdida de garantías en materia de salud, educación y saneamiento básico, y al incremento de los impuestos que pagamos los más pobres, lo que profundiza nuestras miserables condiciones de vida. Pero mientras estas parasíticas fuerzas armadas continúan alargando el ya extenso rastro de sangre, huesos y fosas comunes que han atestado con mutilados cuerpos de trabajadores del pueblo, sus dueños, las clases dominantes, se babean y exigen más y más muertos, más y más sangre popular, esperando alcanzar un pie de fuerza de 480.000 efectivos. Es precisamente en este contexto y para servir esos intereses de clase reaccionarios, que están intensificando el reclutamiento y llamados para que los hijos del pueblo nos enrolemos en sus fuerzas represivas y ataquemos a nuestros hermanos de clase.

El progresivo control militar por parte del imperialismo yanqui y sus lacayos locales se ha traducido para la inmensa mayoría de la población en más pobreza, más desempleo y más opresión. Mientras los reaccionarios se forran los bolsillos con la explotación de nuestro pueblo, siguen asesinando y torturando jóvenes en barriadas y campos, siguen exterminando y desterrando campesinos, indígenas y afrocolombianos (ya casi cuatro millones de desplazados desde 1985); mientras pisotean y ultrajan su cultura y vida, nos siguen negando la libertad política auténticamente democrática, y continúa la persecución de luchadores y dirigentes populares.

¿Y quieren que vivamos, matemos y muramos por eso? ¡Ni más faltaba!

Tres grandes montañas pesan sobre las espaldas de nuestro pueblo: el imperialismo, el capitalismo burocrático y el semifeudalismo. Y dos caminos se nos abren a los jóvenes del pueblo: o apoyar y hacerle el juego al sistema y oponerse y combatir al pueblo; o, tomar partido por el pueblo, hacerse a este lado de las barricadas y combatir contra los reaccionarios a fin de construir un mundo completamente diferente, sin opresión ni explotación. Podemos escoger entre el camino reaccionario de sumisión, degradación y esclavitud y el camino revolucionario de fundirse con las amplias masas y hacer con ellas la revolución.

El genocida y lacayo Uribe dice que el servicio militar dejará de ser obligatorio cuando el número de soldados profesionales lleguen a 100.000. Pero, ¿debemos quedarnos manicruzados, esperando regalarle cada vez más y más vidas a un sistema podrido? No, es necesario y posible resistir ahora. Los jóvenes del pueblo nos debemos oponer a ser parte de la reacción. No debemos ser parte de sus fuerzas armadas, ni de su red de sapos. Por el contrario, y pese a que reconocemos el cansancio sentido por amplios sectores de la sociedad colombiana con respecto a la violencia, hay que dejar claro que de lo que han sido víctimas es, no de la “violencia” en general, sino de la violencia reaccionaria ejercida por el imperialismo y sus matones a sueldo, y que lo que se necesita con urgencia hoy más que nunca es enfrentar esa violencia reaccionaria con la violencia revolucionaria de las masas, bajo una correcta dirección.

Los jóvenes rebeldes, los que no queremos hacer las paces con este cochino sistema, debemos dejarle bien claro a las clases dominantes y sus esbirros que no queremos participar en su maraña de opresión y sometimiento del pueblo. Rechazar y boicotear las “visitas” que hacen en nuestros colegios para hablar con nosotros y nuestros padres sobre las dizque “bondades” del ejército reaccionario. Debemos rechazar el servicio militar o a cualquier otra forma de participación en sus organizaciones represivas. Qué retumbe el grito ¡No queremos ser asesinos del pueblo!

Pero para que esto tenga impacto y remezca en el ambiente debemos estar organizados. Para forjar una profunda y amplia resistencia y, más aún, para hacer la revolución, debemos estar fuertemente cohesionados y avanzar y luchar como un solo cuerpo. Debemos levantar un movimiento juvenil antiimperialista capaz de canalizar en un solo torrente todo el odio y rebeldía espontánea de los jóvenes del pueblo contra el sistema. Para eso hace falta elevar el nivel de la lucha y conciencia del movimiento, poner todas las energías en juego para desarrollar más y mejores instrumentos y métodos de movilizar concientemente a cada vez mayores capas de la juventud popular. Y, más aún, ¡debemos pasar de la resistencia a la revolución!

¡No queremos ser asesinos del pueblo!
¡No al servicio militar obligatorio!
¡Contra la brutalidad policial, organizarse y resistir!
¡Se justifica la rebelión, se necesita la revolución!

Jóvenes Antiimperialistas

jueves, 7 de mayo de 2009

Poema: Latinoamerica


Oh majestuosa tierra,
Mirad nuestros suelos, montañas y volcanes,
Tu radiante cielo y tu azul mar.
En tus niños, jóvenes y señores esta el futuro,
De batallar con cualquier imperio animal,
Qué celebra usurpando nuestros recursos,
Pero pronto una región dormida despertará.

Despertar a tiempo, para revolucionar y luchar,
Contra el horrible y asesino poder de una nación imperial,
Qué utiliza el pretexto de la solidaridad,
Pero más adelante nos vendrán a cobrar.
Cobrando nuestra vida y libertad,
Viniendo aquí a gobernar,
Saqueando las riquezas y recursos,
Qué Latinoamérica no les da.
Perecerá la rutina consumista,
Y el tonto egoísmo nunca reinara,
Porque vendrá la revolución,
Acompañada de liberación,
Y tus objetivos jamás los lograras.

Mi pueblo no es un asesino como tú,
Qué declara guerras a los demás,
Para inflar sus billetes verdes,
Y sus utilidades poder aumentar.

Imperio, te venceremos como lo hizo Vietnam,
Porque este pueblo sabe pelear,
Y esta generación no es títere,
Con lo que se concluye que
Estos burgueses y explotadores jamás
Nos podrán conquistar.

John (Joven Antiimperialista)

viernes, 1 de mayo de 2009

ESTE 1º DE MAYO ¡LEVANTEMOS NUESTRA VOZ, SE NECESITA LA REVOLUCIÒN!



El primero de mayo se conmemora la heroica lucha de los obreros inmigrantes y de estados unidos que ese mismo día del año de 1886 dieron su vida para arrebatar la jornada de ocho horas en combates heroicos Masivos por todo Estados Unidos y en especial en la ciudad de chicago. Obreros que no solo se limitaron a luchar por una reforma tan necesaria y justa, sino que además llamaron a sus demás hermanos de clase a denunciar y a prepararse a tomar “el cielo por asalto”, es decir a hacer la revolución: arrebatar el poder a los parásitos de los burgueses imperialistas y poner la sociedad y sus riquezas en las manos y voluntad de quienes todo lo producen. El sistema no les perdono rebelarse, y silencio su grito en la horca, pero el espíritu y vigencia de su lucha se extendió por todo el planeta. La burguesía tiembla cuando escucha en los millones de hombres el grito de estos mártires.

Desde entonces la lucha por definir y construir esa sociedad nueva, sin capitalismo, ha logrado grandes avances como en las revoluciones obreras de china y la URRS, Las múltiples luchas antiimperialistas como las de Vietnam, cuba y tantos otros países, los levantamientos de los estudiantes en Europa y Asia de los años de 1968 y los 70’s en América latina. Pero también ha sufrido retrocesos y traiciones de muchas de esas luchas que nos obligan a pensar y avanzar cada día mas para levantar el legado de lucha de las generaciones anteriores y avanzar en la comprensión de un mundo cambiante, para no caer en los errores del pasado y reducir las fallas en la lucha presente contra las nuevas formas de opresión. Pero de lo que si estamos seguros (hace 160años y hoy) es que PARA LOGRAR lo que necesita el pueblo (la libertad de decidir hacia dónde dirigir la sociedad) solo será posible realizarlo destruyendo este sistema horroroso y caduco por medio de una revoluciones violentas de los pueblos del mundo.

Este primero de mayo llega en un ambiente de crisis y de amenaza de explosiones. El sistema ataca el pueblo, desde Israel contra el pueblo Palestino, pasando por Sri-Lanka en Asia, hasta Estados Unidos donde millones de personas han perdido sus casas y duermen en las calles y bajo la represión policial. También en Europa donde millones de inmigrantes y desempleos se enfrentan a los avances de los Racistas de extrema derecha o al filo del hambre en las calles. Colombia no se queda atrás cuando el Estado ha regado por todo el país panfletos amenazantes y campañas de “limpieza social” para acabar con la pobreza matando a los pobres y comete cuanto crimen quiere contra un pueblo desterrado y pisoteado.

Pero la respuesta popular también existe, y miles de jóvenes se están enfrentando en Europa contra las cumbres de los imperialistas, jóvenes que tienen la visión de destruir el capitalismo. Millones de campesinos en Asia que se levantan con la firme convicción de construir nuevos estados obreros y campesinos contra la dictadura del imperialismo. En Colombia y América latina la crisis del capitalismo empieza a lanzar por todas partes a cientos y millones de inconformes, los viejos estados se agrietan, lo mejor está por venir. Por ahora gobiernos nacionalistas burgueses han cabalgado sobre la inconformidad de estos pueblos, pero como siempre, han terminado en reformas cosméticas, no tocan la propiedad privada ni las relaciones de producción, denuncian a Estados Unidos Mientras dejan meter por la puerta de atrás a nuevos amos Imperialistas como Rusia Y China.

Para poder convertir toda esta situación en pólvora para la revolución y evitar que el sistema nos someta a la descomposición moral y física (hambre, drogas, delincuencia, suicidios) es necesario organizarnos y unirnos con todos los que en teoría y práctica plantea la lucha contra el sistema, la lucha antiimperialista. La unidad es de los revolucionarios y el pueblo contra el sistema, con la claridad que hay muchos que de palabra dicen luchar por la revolución pero que en la práctica buscan usar la lucha popular para meterse en el viejo aparato estatal como concejales, alcaldes, senadores o incluso presidentes. Ninguna revolución se ha hecho desde el Estado contrarrevolucionario, de ellos hay que desconfiar y denunciarlos..

En Colombia ser antiimperialista implica oponerse a la gran propiedad de la tierra y a su uso en beneficio de elites parasitas y las multinacionales, a las relaciones de servidumbre y gamonalismo a las que son sometidas las masas de campesinos, contra la vieja cultura feudal que siembra el atraso y la superstición, contra la mentalidad de colonizados; ser antiimperialistas implica luchar para que a través de una revolución hecha por el pueblo dejemos de ser colonia del imperialismo norteamericano y convertirnos en una punto de apoyo para la lucha de todos los demás pueblos del mundo.
Ser antiimperialista implica unirnos bajo un programa radical de liberación nacional, que promueva una cultura popular que levante la moral del pueblo y lo eduque en la revolución; impulsar un arte que rescate los elementos progresistas y de libertad de nuestro pueblo para a partir de allí y de los demás experiencias del mundo construyamos un arte nacional, popular y amante de la libertad y la rebeldía. Implica que nuestra lucha no se base en el Estado caduco y por el contrario se base en la fuerza de las masas populares.

Y para ser realidad objetivos antiimperialistas nuestra generación debe organice y sembrar nuestra vitalidad sobre aquellos que temporalmente han caído en el desanimo o no ven que camino apoyar. Debemos organizarnos en los colegios, en los barrios universidades y campos con la convicción de que aunque nuestro enemigo es grande y peligroso esta viejo y enfermo y nosotros tenemos el futuro de nuestro lado. Entendemos organización como la unión y coordinación bajo una política y métodos comunes de los revolucionarios y el pueblo para lograr las metas: liberarnos del dominio Yanqui (USA) y de sus lacayos arrodillados terratenientes y grandes burgueses monopolistas. Romper con su cultura decadente y entreguista y construir una nueva sociedad con nuevas formas de producir y relacionarnos los seres humanos, esa sociedad por la cual dieron su vida los mártires de Chicago.


¡fuera imperialistas yanquis de Colombia y todo el mudo!
¡Contra el sistema: organizar la resistencia popular!


Abril de 2009

¡Apoyar la justa lucha del pueblo palestino!

Problema Agrario y Dependencia en Colombia

La cara oculta de Facebook

Gracias Tio Sam

El Agulila Calva - Grupo Naxalbari

NI FU NI FA (ska-p)

Frijolero - Molotov

Opresión - Pedro Mo

Don Samuel

Manifiesto - Pedro Faura

Uribe Lame Botas No 1 de EE.UU

Antiimperialista: Fe de Ratas

Inti Illimani - Canción del Poder

Tio Sam - Ska-P

Musica de los Corteros de Caña

José de Molina - El camaleón

America Latina Obrera

Resistire – Muertos de Cristo

El Pueblo Unido Jamas Será Vencido -Banda Bassoti

Intifada

Por Razones de Estado de Bogotá

Manifiesto - Jose de Molina