Por más que las clases reaccionarías traten de apagar los gritos y explosiones de los jóvenes en contra de las viejas costumbres, lo caduco y decadente, 1no lo lograrán!
Vemos en los últimos meses el resurgir del movimiento juvenil en contra de las políticas reaccionarias. Se expresó en el mes de marzo con acciones y con quemas de banderas yanquis todos los días de la semana que estuvo por América Latina el archicriminal de guerra y terrorista número uno, George Bush. Vimos cientos de jóvenes tremolando banderas rojas y agitando consignas el Primero de Mayo. Y lo estamos viendo en estos días cuando miles de jóvenes salen a las calles, gritando a pleno pulmón: 1a rebelión se justifica Yanquis fuera Esto es muy bueno. Es bueno cuando las masas se rebelan. Es bueno que la ofensiva reaccionaria en contra del pueblo sea rechazada con la lucha decidida y frontal de las masas. Y las clases reaccionarias se asustan cuando los jóvenes oprimidos luchan y por eso los reprimen y sofocan sus anhelos. Saben que la lucha enseña, que la lucha es una escuela, que las masas revolucionarias se forjan al calor de la lucha de clases.
Las clases reaccionarias se aterran como el diablo en misa ante el fantasma de la lucha de clases. Hasta tienen el cinismo de negarla, deforman la realidad alegando que ya no existen las clases, que lo que existen son estratos. Pero por más que lo nieguen, las clases están ahí y la lucha de las masas, como bofetada en la cara, les recuerda que existe la lucha de clases, y que en esta lucha las masas populares están condenadas a ganar, y que los débiles pueden convenirse en fuertes, y los fuertes en débiles. Esa es la ley de la contradicción, y ley es ley.
Y para frenar la lucha de clases recurren a la intimidación, al engaño, a las calumnias y a la fuerza. No permiten que los jóvenes se manifiesten y expresen su rebeldía. Ellos desean que los jóvenes sean mansos rebaños llevados al matadero. Jóvenes que no piensen, que no cuestionen el orden establecido, que agachen la cabeza. ES UN SISTEMA QUE SIEMBRA
LOCURA, DESTRUCCIÓN Y
DEGENERACIÓN CON VICIOS DE TODO TIPO, CON UNA IDEOLOGÍA BURGUESA Y FEUDAL QUE ACTÚA EN LAS MASAS COMO UN YUGO ESPIRITUAL, UN SISTEMA QUE BUSCA TRAGARSE TODA UNA GENERACIÓN, SOBRE TODO DE LOS JÓVENES MÁS OPRIMIDOS! Lo que este sistema les ofrece a los jóvenes del pueblo es un panorama muy oscuro: ser carne de cañón, aprender a matar, meter droga y emborracharse. o estar parchado en una esquina, viendo pasar los días grises, mirando p’al páramo, sin esperanzas en nada, acabando su vida con la droga suministrada por el mismo sistema. A los que logran estudiar, les infunden una ideología individualista, de la competencia desleal, del sálvese quién pueda, con la muletilla de “estudiar para ser alguien en la vida”, o “para salir adelante”. ¿Delante de qué? ¿De quién? Llenan a los estudiantes con un montón de conocimientos librescos, de fórmulas vacías, pero nada de ciencia, nada de ENSENAR A PENSAR, nada de nada.
En estos días de lucha vemos como buscan dispersar a los jóvenes, sembrando confusión, devolviéndoles para sus casas. Pero por más que amenacen, repriman y atropellen a las masas, no lograrán frenar la lucha revolucionaria. Los reaccionarios van en contra de la historia. Son como una vaca muerta atravesada en el camino. Levantan una piedra para dejarla caer sobre sus propios pies.
Es claro como el agua que donde hay explotación y opresión hay resistencia y lucha. Por eso vemos que nuevos gritos se alzan y nuevas tormentas buscan arrasar las bases que sostienen la opresión y explotación, un nuevo hálito de revolución surge y trae consigo una gigantesca esperanza de lucha...
¿Es que acaso debemos seguir perpetuando lo reaccionario? No, no y no!
¿Es que estamos contentos con el actual sistema, un sistema que criminaliza toda una generación? ¡No! ¿No es cierto que todos los días soñamos con algo mejor?
¿Es que vamos a seguir soportando a los tombos que nos reprimen, nos requisan, nos humillan y pare de contar? No podemos tolerar que todo siga como si nada. Somos testigos de todo lo que pasa en nuestros barrios, de la miseria y penurias que padecemos. De cómo esos tombos llegan como vándalos ¡ellos sí, como vándalos! a atropellar a las mujeres, a irrespetar a los jóvenes, a ofender a la gente.
Todo esto es insoportable. Y es más insoportable el hambre. En miles y miles de hogares no se siente sino el crujir de dientes, viviendo en la más espantosa miseria. Sabemos qué cantidad de gente muere de hambre por falta de comida y trabajo. Cuánta gente duerme en las calles, cuantos millones sin educación y sin salud, sin techo y sin trabajo. Mientras una minoría se forra los bolsillos. Esto no puede continuar así. Y la juventud tiene que tomarse el escenario. Los jóvenes obreros y campesinos, los jóvenes estudiantes del pueblo, aquí y por todas partes han venido dando ejemplo de lucha. Los estamos viendo en las calles de las ciudades imperialistas luchando contra las leyes que discriminan a los migrantes Los vemos en Buenos Aires... En estos días hubo una manifestación de 400 niños en Buenos Aires contra el sistema que los pone a aguantar hambre. Al ritmo de los tambores y con el pitido de cientos de silbatos de fondo, miles de manifestantes portaron pancartas en las que se leían reclamos como “el hambre es un crimen”, “todos tenemos derecho a crecer sin hambre”, “los jóvenes encienden la llama del hoy y del mañana” y “los pibes son de todos”.
Por todas partes este sistema no ofrece nada que sirva. Divide a los jóvenes entre los que son estudiantes y los que no lo son, entre hombres y mujeres, entre los de un barrio y los de otro. Fomenta el fanatismo religioso, o el enfrentamiento por gustos musicales, o por un equipo de fútbol. Esto es una locura. Los jóvenes tienen que luchar contra todo lo que los divide. Tienen que aprender unos de otros, pues tienen intereses comunes y enemigos comunes. Los jóvenes tienen que interesarse por la revolución, adquirir conciencia revolucionaria, ser parte de la lucha por un verdadero futuro, y deben organizarse para la lucha organizada y correctamente dirigida.
Como alguien dijo: “Destruir creando y crear destruyendo”. Sí. Debemos destruir para construir; tenemos que volar en mil pedazos el orden establecido, tenemos que revolucionar nuestra rebeldía y nuestras luchas para que estas no sean en vano o sean utilizadas por algunas ideologías que dicen ser revolucionarias y que de antemano tienen vendida la victoria que no les dejaremos ganar... ¡Tenemos que revolucionar el mundo!
Los jóvenes revolucionarios del mundo debemos encender las llamas de la rebelión, enarbolar las banderas rojas de la revolución, luchar contra el imperialismo y sus lacayos, contra la brutalidad policial y denunciar a las clases reaccionarias por tanta vida que nos han robado.
No queremos ser jóvenes viejos, sumisos, retrógrados, metafísicos, con ideas de la Edad Media. Tenemos que reivindicar la violencia revolucionaria, ser irreverentes, rebeldes, luchando por construir un mundo rojo, donde el hombre no oprima ni explote al hombre, donde la sociedad se humanice y pueda continuar avanzando.
Es justo rebelarse contra los reaccionarios. Es justo sacudirse las viejas costumbres y las viejas ideas. Extralimitémonos ya!
¡Con la lucha se conquistan libertades y derechos, con la lucha se defienden!
¡Atreverse a rebelarse! ¡Atreverse a hacer revolución! Atreverse a romper las cadenas!
¡Se justifica la rebelión se necesita la revolución¡
Jóvenes Antiimperialistas
29 de mayo de 2007
Vemos en los últimos meses el resurgir del movimiento juvenil en contra de las políticas reaccionarias. Se expresó en el mes de marzo con acciones y con quemas de banderas yanquis todos los días de la semana que estuvo por América Latina el archicriminal de guerra y terrorista número uno, George Bush. Vimos cientos de jóvenes tremolando banderas rojas y agitando consignas el Primero de Mayo. Y lo estamos viendo en estos días cuando miles de jóvenes salen a las calles, gritando a pleno pulmón: 1a rebelión se justifica Yanquis fuera Esto es muy bueno. Es bueno cuando las masas se rebelan. Es bueno que la ofensiva reaccionaria en contra del pueblo sea rechazada con la lucha decidida y frontal de las masas. Y las clases reaccionarias se asustan cuando los jóvenes oprimidos luchan y por eso los reprimen y sofocan sus anhelos. Saben que la lucha enseña, que la lucha es una escuela, que las masas revolucionarias se forjan al calor de la lucha de clases.
Las clases reaccionarias se aterran como el diablo en misa ante el fantasma de la lucha de clases. Hasta tienen el cinismo de negarla, deforman la realidad alegando que ya no existen las clases, que lo que existen son estratos. Pero por más que lo nieguen, las clases están ahí y la lucha de las masas, como bofetada en la cara, les recuerda que existe la lucha de clases, y que en esta lucha las masas populares están condenadas a ganar, y que los débiles pueden convenirse en fuertes, y los fuertes en débiles. Esa es la ley de la contradicción, y ley es ley.
Y para frenar la lucha de clases recurren a la intimidación, al engaño, a las calumnias y a la fuerza. No permiten que los jóvenes se manifiesten y expresen su rebeldía. Ellos desean que los jóvenes sean mansos rebaños llevados al matadero. Jóvenes que no piensen, que no cuestionen el orden establecido, que agachen la cabeza. ES UN SISTEMA QUE SIEMBRA
LOCURA, DESTRUCCIÓN Y
DEGENERACIÓN CON VICIOS DE TODO TIPO, CON UNA IDEOLOGÍA BURGUESA Y FEUDAL QUE ACTÚA EN LAS MASAS COMO UN YUGO ESPIRITUAL, UN SISTEMA QUE BUSCA TRAGARSE TODA UNA GENERACIÓN, SOBRE TODO DE LOS JÓVENES MÁS OPRIMIDOS! Lo que este sistema les ofrece a los jóvenes del pueblo es un panorama muy oscuro: ser carne de cañón, aprender a matar, meter droga y emborracharse. o estar parchado en una esquina, viendo pasar los días grises, mirando p’al páramo, sin esperanzas en nada, acabando su vida con la droga suministrada por el mismo sistema. A los que logran estudiar, les infunden una ideología individualista, de la competencia desleal, del sálvese quién pueda, con la muletilla de “estudiar para ser alguien en la vida”, o “para salir adelante”. ¿Delante de qué? ¿De quién? Llenan a los estudiantes con un montón de conocimientos librescos, de fórmulas vacías, pero nada de ciencia, nada de ENSENAR A PENSAR, nada de nada.
En estos días de lucha vemos como buscan dispersar a los jóvenes, sembrando confusión, devolviéndoles para sus casas. Pero por más que amenacen, repriman y atropellen a las masas, no lograrán frenar la lucha revolucionaria. Los reaccionarios van en contra de la historia. Son como una vaca muerta atravesada en el camino. Levantan una piedra para dejarla caer sobre sus propios pies.
Es claro como el agua que donde hay explotación y opresión hay resistencia y lucha. Por eso vemos que nuevos gritos se alzan y nuevas tormentas buscan arrasar las bases que sostienen la opresión y explotación, un nuevo hálito de revolución surge y trae consigo una gigantesca esperanza de lucha...
¿Es que acaso debemos seguir perpetuando lo reaccionario? No, no y no!
¿Es que estamos contentos con el actual sistema, un sistema que criminaliza toda una generación? ¡No! ¿No es cierto que todos los días soñamos con algo mejor?
¿Es que vamos a seguir soportando a los tombos que nos reprimen, nos requisan, nos humillan y pare de contar? No podemos tolerar que todo siga como si nada. Somos testigos de todo lo que pasa en nuestros barrios, de la miseria y penurias que padecemos. De cómo esos tombos llegan como vándalos ¡ellos sí, como vándalos! a atropellar a las mujeres, a irrespetar a los jóvenes, a ofender a la gente.
Todo esto es insoportable. Y es más insoportable el hambre. En miles y miles de hogares no se siente sino el crujir de dientes, viviendo en la más espantosa miseria. Sabemos qué cantidad de gente muere de hambre por falta de comida y trabajo. Cuánta gente duerme en las calles, cuantos millones sin educación y sin salud, sin techo y sin trabajo. Mientras una minoría se forra los bolsillos. Esto no puede continuar así. Y la juventud tiene que tomarse el escenario. Los jóvenes obreros y campesinos, los jóvenes estudiantes del pueblo, aquí y por todas partes han venido dando ejemplo de lucha. Los estamos viendo en las calles de las ciudades imperialistas luchando contra las leyes que discriminan a los migrantes Los vemos en Buenos Aires... En estos días hubo una manifestación de 400 niños en Buenos Aires contra el sistema que los pone a aguantar hambre. Al ritmo de los tambores y con el pitido de cientos de silbatos de fondo, miles de manifestantes portaron pancartas en las que se leían reclamos como “el hambre es un crimen”, “todos tenemos derecho a crecer sin hambre”, “los jóvenes encienden la llama del hoy y del mañana” y “los pibes son de todos”.
Por todas partes este sistema no ofrece nada que sirva. Divide a los jóvenes entre los que son estudiantes y los que no lo son, entre hombres y mujeres, entre los de un barrio y los de otro. Fomenta el fanatismo religioso, o el enfrentamiento por gustos musicales, o por un equipo de fútbol. Esto es una locura. Los jóvenes tienen que luchar contra todo lo que los divide. Tienen que aprender unos de otros, pues tienen intereses comunes y enemigos comunes. Los jóvenes tienen que interesarse por la revolución, adquirir conciencia revolucionaria, ser parte de la lucha por un verdadero futuro, y deben organizarse para la lucha organizada y correctamente dirigida.
Como alguien dijo: “Destruir creando y crear destruyendo”. Sí. Debemos destruir para construir; tenemos que volar en mil pedazos el orden establecido, tenemos que revolucionar nuestra rebeldía y nuestras luchas para que estas no sean en vano o sean utilizadas por algunas ideologías que dicen ser revolucionarias y que de antemano tienen vendida la victoria que no les dejaremos ganar... ¡Tenemos que revolucionar el mundo!
Los jóvenes revolucionarios del mundo debemos encender las llamas de la rebelión, enarbolar las banderas rojas de la revolución, luchar contra el imperialismo y sus lacayos, contra la brutalidad policial y denunciar a las clases reaccionarias por tanta vida que nos han robado.
No queremos ser jóvenes viejos, sumisos, retrógrados, metafísicos, con ideas de la Edad Media. Tenemos que reivindicar la violencia revolucionaria, ser irreverentes, rebeldes, luchando por construir un mundo rojo, donde el hombre no oprima ni explote al hombre, donde la sociedad se humanice y pueda continuar avanzando.
Es justo rebelarse contra los reaccionarios. Es justo sacudirse las viejas costumbres y las viejas ideas. Extralimitémonos ya!
¡Con la lucha se conquistan libertades y derechos, con la lucha se defienden!
¡Atreverse a rebelarse! ¡Atreverse a hacer revolución! Atreverse a romper las cadenas!
¡Se justifica la rebelión se necesita la revolución¡
Jóvenes Antiimperialistas
29 de mayo de 2007
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