Levantate Campesino - José de Molina

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Bases Militares Yanquis en Colombia

viernes, 29 de enero de 2010

EL PUEBLO DE HAITÍ NECESITA LIBERARSE DE SU MAYOR TRAGEDIA: EL IMPERIALISMO


Deja muchas inquietudes, y muchas enseñanzas, la tragedia de Haití. Una tragedia que no
ha sido generada completamente por el terremoto del pasado 12 de enero:
▪ ¿A qué se debe que la devastación del terremoto y el número de muertos sean más
grandes de lo que lo serían si el mismo desastre natural se diera en una ciudad del “primer
mundo”?
▪ ¿Por qué al informar sobre Haití, no sólo desde el terremoto, sino desde muchos años
antes, se plantea que es el país más pobre y dependiente del hemisferio occidental?
▪ Deberíamos preguntarnos ¿por qué es tan pobre el país que le dio tanta riqueza a
Francia hasta el siglo XIX y luego ha enriquecido a los capitalistas estadounidenses y como
los productores de arroz y a los beneficiarios de las maquilas de ropa?
▪ ¿Por qué es tan dependiente el primer país latinoamericano que se independizó de las
potencias coloniales europeas? ¿Por qué el país más rico del planeta, y vecino de Haití, más
que ayuda médica y equipos de rescate centra en enviar tropas de ocupación?
▪ ¿Por qué Estados Unidos ofrece una ayuda de 100 millones de dólares que es menos
de la milésima parte de lo que gastan los militares yanquis en Irak o Afganistán causando
mucho más daño que varios terremotos?
▪ “Ningún ser humano podría haber detenido el terremoto que sacudió con semejante
fuerza asesina el 12 de enero. Pero muchas de las personas que han perecido en Puerto
Príncipe NO TENÍAN QUE MORIR”, como acertadamente señala un reciente artículo del
periódico de los revolucionarios maoístas de Estados Unidos.
▪ “El terremoto fue una catástrofe natural. Pero la situación que dio lugar a tantas muertes
no fue natural. Miles de personas que, de hecho, podrían haberse salvado murieron innecesariamente
porque los países ricos y poderosos que tienen los recursos para rescatar a las
personas, sobre todo los Estados Unidos, no proporcionaron ayuda inmediatamente después
del terremoto”.
▪ Estados Unidos es el país más poderoso del planeta. Está sólo a unos pocos cientos de
kilómetros de Haití. Pero en los días cruciales después del terremoto no envió los alimentos,
agua, suministros médicos y equipos de rescate y personal médico tan necesarios.
▪ Para el pueblo haitiano, y para los pueblos del mundo, debe quedar claro que los líderes
imperialistas, y el sistema que representan, lejos de ser la solución a sus problemas son la
fuente de ellos y el principal obstáculo para solucionarlos definitivamente.
▪ El enfoque que las fuerzas imperialistas le están dando a la distribución de las ayudas
y los intereses que están en juego para ellos es claro. Su papel policivo y de control manifiesta
claramente que ante todo deben salvaguardar la “estabilidad” del país, y legitima la presencia
permanente de sus tropas de ocupación y de misiones de la ONU; además quienes
dictaminan cómo será invertido el dinero donado para la reconstrucción no son las masas ni
sus necesidades, sino las necesidades del sistema que hoy por hoy están en legitimar el gobierno
títere, menguar todo brote de protesta y organización popular, y que Haití siga apoyando
las operaciones logísticas y de contingencia del Comando Sur en el Caribe.
▪ “Estados Unidos ha deformado la economía haitiana a su antojo; arruinó por completo
la economía agrícola imponiendo ventajas arancelarias a los productos agrícolas estadounidenses
y restringiendo las ayudas internacionales a la compras de alimentos enlatados,
impidiendo que éstas se utilicen en el fomento de la agricultura de subsistencia del pueblo,
al punto que hoy los pocos cultivos rentables del país tienen como destino exclusivo la exportación,
mientras el pueblo aguanta hambre”.
▪ El desplazamiento forzado de los campesinos hacia la ciudad (a raíz de la quiebra de
la economía agrícola, en particular el arroz, debida a las presiones de Estados Unidos y el
FMI), llevó a la creación de tugurios llenos de viviendas endebles. El geógrafo estadounidense
Kenneth Hewitt acuñó el término “terremoto clasista” para referirse a estos desastres que
no afectan a todos por igual, ya que golpean con mayor vehemencia a los pobres, en buena
medida porque los tugurios empiezan con mala geología y “la pobreza magnifica los riesgos
de los peligros naturales”, como señala el escritor e historiador Mike Davis.
▪ Ninguna “opción” o “solución” que ofrezca el sistema capitalista-imperialista a las
masas es aceptable; todas van a estar subordinadas a las necesidades del sistema y no van a
representar opciones o soluciones reales para el pueblo. La historia de lucha y organización
del pueblo nos muestra que SÍ es posible minimizar los efectos de las catástrofes naturales y
responder como se debe ante situaciones de este tipo para minimizar el sufrimiento del pueblo,
pero que esto sólo es posible cuando un principio que rige una sociedad es el “servir al
pueblo” y no “la ganancia al mando”, como sucede hoy en la sociedad capitalistaimperialista.
▪ El pueblo haitiano tiene una rica tradición de lucha y rebeldía; siendo la colonia más
próspera de Francia, prosperidad que descansaba sobre la explotación de medio millón de
esclavos, vivió una rebelión que puso fin a la esclavitud y sacudió todas las colonias alrededor
del mundo, al servir de ejemplo a los millones de esclavos que vieron cómo sus anhelos
de libertad sólo podían alcanzarse con estos levantamientos revolucionarios. Y no sólo es
parte del pasado, a través de su historia el pueblo haitiano se ha caracterizado por los constantes
levantamientos en contra del imperialismo y de las clases explotadoras locales.
▪ El pueblo de Haití necesita de la solidaridad y la ayuda de los pueblos del mundo, pero
ante todo necesita una verdadera revolución, que ponga fin a los siglos de dominación, de
economía distorsionada, de atraso, de dependencia, de hambre… que desate toda la capacidad
creadora del pueblo y pueda plasmar en la realidad todos los deseos de libertad que
desde hace dos siglos han mantenido encendida la llama rebelde del pueblo haitiano.
▪ El pueblo que en el siglo XIX derrotó a las potencias coloniales europeas, incluyendo
al ejército de Napoleón, el pueblo que hace más de 30 años se sacudió de la sanguinaria dictadura
de los Duvalier impuesta y respaldada por Estados Unidos, es el pueblo que tendrá
que hacer una revolución verdaderamente liberadora la próxima vez, una revolución proletaria.
El pueblo que se liberó del cruel sistema esclavista en el siglo XIX, tendrá que liberarse
de la moderna esclavitud del imperialismo y las clases dominantes locales en el siglo XXI.

Brigadas Antiimperialistas —Colombia, 22 de enero de 2010
Tomado de: www.brigadasantiimperialistas.net

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