Levantate Campesino - José de Molina

Mestizaje

Bases Militares Yanquis en Colombia

domingo, 26 de abril de 2009

Organicèmonos




Muchas veces nos preguntamos el por qué las masas populares tenemos que padecer tanto sufrimiento: sin dinero para comprar el alimento diario, ni para pagar el arriendo o los servicios públicos, desempleo o trabajos humillantes y mal pagos, desterrados forzosamente, reprimidas por la más mínima exigencia de justicia, cada año padeciendo a causa de inundaciones y sequías, etc. ¿por qué los del pueblo vivimos en la más profunda miseria y opresión?
Para comprender el porqué de esta situación debemos hacer un análisis correcto de la situación actual, y ver en qué tipo de país vivimos, y qué papel nos toca desempeñar a nosotros.
Primero que todo, Colombia es una nación oprimida por el imperialismo, principalmente el norteamericano, al que comúnmente llamamos imperialismo yanqui. Para dominar a nuestra nación y nuestro pueblo, el imperialismo se apoya en las clases dominantes, clases lacayas, arrodilladas, que viven de explotar y oprimir a la inmensa mayoría, que somos parte de las clases oprimidas. Las clases dominantes, que ejercen la peor dictadura contra el pueblo son la burguesía burocrática-compradora o gran burguesía y los terratenientes. Por otra parte las clases oprimidas a las cuales pertenece más del 90% de la población son: el proletariado, el campesinado, el semiproletariado, la pequeña burguesía, y la burguesía media o nacional.
En nuestro país, el imperialismo no sólo saquea los recursos naturales, practica el intercambio desigual de mercancías, sino que principalmente oprime con sus relaciones de producción, desarrollando en nuestro país un capitalismo de lo más voraz, que actúa como una sanguijuela chupando hasta la última gota de sudor y sangre del pueblo.
En fin, son el imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes tres grandes montañas que oprimen al pueblo. En la nueva división internacional del trabajo —impuesta por el imperialismo principalmente yanqui— Colombia tiene que producir productos tropicales (como palma de aceite, café, banano, caña de azúcar, naranjas, etc.), ser fuente de recursos minerales (como el oro, hierro, níquel, esmeraldas), energéticos (electricidad, carbón, petróleo, gas), genéticos y biológicos, fuente de mano de obra barata, y ser un puente para el intercambio de mercancías entre ‘oriente y occidente’.
En Colombia se produce lo que no se consume y se consume lo que no se produce, por eso inundan el mercado de cachivaches, productos desechables, películas pornográficas y basuras, y se llevan las grandes riquezas producidas por las masas. Y tienen el plan de interconectar todas las carreteras y vías fluviales hasta las redes eléctricas, y hacer que las mercancías (cachivaches) norteamericanas y toda su basura se derrame con mucha mayor libertad por Suramérica, y hacer que el petróleo, el gas, la electricidad, los minerales, los recursos genéticos y especies tropicales fluyan con mucha mayor facilidad en sentido inverso. Esto está profundamente ligado al desplazamiento masivo de los campesinos, y para eso han armado y entrenado a los paramilitares.
La concentración de la propiedad de la tierra en las manos de los grandes terratenientes ya no tiene como único fin la producción agropecuaria, y/o el simple control de la población por medio de las amenazas y el miedo, sino además la especulación con el precio de la tierra, que está al alza gracias a los proyectos de inversión imperialista o estatal, ya sea para permanecer ociosa o para el turismo o para producir cosas que no necesitamos, como las flores.
Una población puede estar sentenciada por un proyecto de inversión que ni siquiera conoce, pero que lleva años gestándose en las oficinas de las transnacionales imperialistas y sus socios, y por ello cuando menos lo espera es desplazada violentamente sin saber ni siquiera por qué.
Es en estas condiciones es que la violencia reaccionaria se hace rentable como medio de desplazamiento de las comunidades rurales y/o urbanas. Ya ocurrió durante la colonización de la monarquía feudal esclavista española, de nuevo en las guerras civiles de los terratenientes y la gran burguesía del siglo XIX y en La Violencia de 1946 a 1958 (en esta última 2 millones de personas fueron desplazadas y 300 mil asesinadas, mientras se expandia la caña de azúcar y el algodón y subían los precios del café). Pero ahora para los terratenientes no se trata sólo de producción y/o coacción de la población, sino también de especulación para recoger las migajas de los grandes proyectos imperialistas.
La miseria es muy rentable para las clases dominantes, ya que esta es la base de su riqueza, si hay mucho desempleo, los salarios bajan, y las leyes laborales se flexibilizan para ser más “atractivos para la inversión extranjera”. Si los campesinos no cultivan el alimento necesario para la población nacional o son desterrados, el país se hunde mas en la dependencia alimentaria (que es una forma del imperialismo para controlar a cualquier nación que se rebele). La miseria y el hambre llegan a tal punto que muchos jóvenes se ven forzados a ingresar a las filas de los ejércitos reaccionarios (policía, ejército, paramilitares) por que no encuentran trabajo, y esta es su “única salida” para sostener a sus familias. Debemos negarnos y estar en contra de hacer parte de los ejércitos reaccionarios, y de ser informantes (sapos de los lacayos del imperialismo). Además las clases dominantes deben financiar la “estabilización” para consolidar a Colombia como el país modelo de la democracia semicolonial y semifeudal latinoamericana, o sea ellas requieren recursos para sus ejércitos parásitos reaccionarios, su corrupción y burocracia, y los asfixiantes impuestos no alcanzan para costearlos, por lo que necesitan la producción de drogas alucinógenas como fuente de recursos, y no solo eso, con la droga es por partida triple, ya que también es utilizada como pretexto para la intervención militar y política, y como forma de menguar la resistencia del pueblo, al debilitarlos ideológicamente por medio del consumo y la lumpenización de las nuevas generaciones.
Si analizamos bien, podemos ver con claridad que los causantes de la miseria, explotación, desempleo, descomposición social, etc., o sea de la mayoría de los males del pueblo son los imperialistas y sus lacayos (los grandes capitalistas y los terratenientes), y para acabar con este orden injusto de cosas, necesitamos una revolución que barra la dominación que ejerce el imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes, una revolución de nueva democracia, como parte de la revolución proletaria mundial.
Para ello es necesario que las masas populares se organicen, y en particular la juventud. Los jóvenes oprimidos y explotados debemos tomar la iniciativa, ponernos a la cabeza de las luchas populares con arrojo, iniciativa y decisión, ser los primeros en denunciar al enemigo, desenmascarar a los que oprimen y explotan al pueblo, a los que violan y ultrajan a las masas, luchar en contra de la brutalidad policial y estar dispuestos a unirnos a los obreros y campesinos, apoyándolos en sus luchas.
Los jóvenes somos muy dados a luchar en contra de lo viejo y tendemos a buscar lo nuevo. Al luchar contra lo viejo debemos precavernos de no adoptar las cosas viejas disfrazadas de nuevas, hay que luchar por ganar las ideas y costumbres nuevas, lo que de verdad vaya en dirección de la revolución, que sea progresista y avanzado. Los jóvenes debemos animar al resto de gente de la barriada, de la fábrica, del colegio, a que hagan lo mismo. ¡Que los jóvenes marchemos adelante y que los viejos no se queden muy atrás!
Por otra parte no debemos esperar pasivos a que pasen las cosas, a que “otros” de pronto luchen en contra del sistema. Nosotros los jóvenes del pueblo no somos el problema (como no lo quieren hacer creer los reaccionarios y los medios de comunicación sino que podemos, y debemos ser parte importante de la solución, teniendo en cuenta que debemos luchar con sacrificio, con una profunda convicción de servir a pueblo, de apoyar todas las justas luchas del planeta, y con la necesidad de trasformar la rica experiencia de lucha del pueblo colombiano en más que resistencia, en revolución.
¡De norte a sur, de oriente a occidente, unir las luchas del pueblo!
¡Con la lucha se conquistan libertades y derechos, con la lucha se defienden!
¡Contra la brutalidad policial, la rebelión se justifica!
¡Se justifica la rebelión, se necesita la revolución!


Jóvenes Antiimperialistas

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