Toda generación deja su sello en el mundo. Pero no toda generación vive en tiempos que hacen historia, en épocas de gran cambio. La generación que se sublevó para acabar con la esclavitud… la generación que claudicó ante los nazis como “buenos alemanes”… a unas generaciones se las recuerda con aplauso o con desprecio. Hoy la generación de ustedes tiene una mayor responsabilidad que las dos mencionadas.
Ser joven en el mundo de hoy es como estar al borde de un precipicio. Por un lado está el desplome hacia la pesadilla imperialista. Por el otro lado está el camino de tremenda lucha, osadía y sacrificio, pero también de nuevas vistas del potencial humano, nuevas cumbres de posibilidades revolucionarias.
La misión de esta generación debe ser parar las guerras por el imperio, cambiar la dirección fascista por la que va la sociedad y crear una alternativa viable a las alternativas de consumismo sobre las espaldas de millones de millones de personas en todo el mundo o un fundamentalismo religioso fanático y reaccionario. ¡Eso quiere decir luchar por crear un mundo radicalmente nuevo! El éxito o fracaso de esta generación en esa misión afectará a cientos de millones de seres humanos
en este país y el resto del mundo por muchísimo tiempo.
Esta generación necesita nuevas voces, que, gritando a voz en cuello, demanden cambios y que hagan cambios. Es necesario que se organicen; es necesario que se lancen a la calle; que confronten al sistema en la esfera ideológica y política; Esta generación también necesita participar en intensas conversaciones, debates y foros para ver que el mundo puede ser diferente y cómo; para forjar relaciones entre personas de diferentes puntos de vista pero que luchan por una meta común; para que pueda surgir algo verdaderamente substancial, vibrante y nuevo.
Tenemos que forjar y vivir una nueva moral: una moral que valore la verdad aunque no sea popular, que aprecie la igualdad entre naciones y entre hombres y mujeres, y la vida de los demás seres del mundo como la propia. Tenemos que descartar la apatía, el cinismo y bailar a nuevos ritmos, con una nueva música, y forjar una cultura de resistencia desafiante y llena de esperanza. Tenemos que soñar sueños radicales.
Tenemos que dejar en claro que hasta que se ponga en reverso la pesadilla apitalista-imperialista y hasta que se haya creado un mundo completamente mejor, el espíritu de rebelión política se difundirá, la resistencia crecerá y se paralizará la rutina normal.
Cuando esta generación asuma esta lucha, con fuertes vientos de guerra, represión y teocracia, tendrá que esforzarse por mantenerse firme. Eso requiere indagar a fondo en esta sociedad para ver por qué el mundo es como es: estudiar las raíces de los problemas, las gigantescas fuerzas de acumulación capitalista y las torcidas ideologías que generan. Esta generación debe buscar las respuestas y las soluciones, aun en lugares donde se le ha aconsejado no buscar.
La revolución y el comunismo inspiraron a una generación por todo el mundo por la promesa de cambios fundamentales para llevar a la humanidad a un mundo en que los hombres no opriman a la mujer; en que no haya la prepotencia de los blancos contra la gente de color; en que un puñado de capitalistas no se enriquezca a expensas del trabajo y sudor de millones de millones de seres humanos; en que no haya divisiones entre los que han recibido capacitación para trabajar con el intelecto y los demás (a quienes se les ha excluido de la vida intelectual y obligado a trabajar como bestias de carga); y en que un solo país no trate de dominar el mundo entero con prepotencia y salvajismo.
En vez de esto, necesitamos una sociedad en la que millones y millones de personas se levanten para crear un estado cualitativamente diferente, un poder revolucionario que sirva para transformar la sociedad, arrancando de raíz la opresión, la ignorancia y la explotación. Un mundo en el que millones usen ese poder estatal para prevenir el reverso a la pesadilla del capitalismo e imperialismo, en vez de que el estado sea lo que es hoy: un instrumento para extender la explotación y reprimir la resistencia.
¿Qué harán ustedes?
Cuando el mundo los bombardea con preguntas de qué van a ser cuando crezcan, es hora de contestar una pregunta diferente: ¿en qué clase de mundo quieren vivir y qué están dispuestos a hacer para forjarlo?
A todos los que rehúsan hacerse de la vista gorda cuando la tortura y la ocupación siguen día tras días, o esperar la próxima procesión de politiqueros que debatirán cuál es la mejor manera de subyugar pueblos enteros, de librar guerras en el planeta y de callar el disentimiento…
A todos los que les preocupa menos la ropa de moda y los últimos aparatos que el hecho de que jóvenes de su edad por todo el mundo tienen que trabajar de 12 a 14 horas al día para hacer esos productos para que los capitalistas se llenen los bolsillos…
A todos los que arden de impaciencia de deshacerse de este sistema que ha azotado e insultado incansablemente y siglo tras siglo a los pueblos oprimidos…
A todos los que se preocupan más por los niños de Irak que por saber quién es el papá de la niña de Anna Nicole…
A todos ustedes que sienten que algo está profundamente mal, pero que todavía no han encontrado su voz…
El mundo de veras depende de lo que ustedes harán.
… hay muchos, como ustedes, que anhelan un camino diferente.
Si ya están luchando contra el sistema, unámonos en esta lucha, extendamos los lazos de fraternidad y debatamos profundamente como salir de este atolladero imperialista.
Otro mundo es posible, pero no sin antes barrer con el sistema hambreador y opresivo del imperialismo y cambiar el curso por el que va la sociedad. Eso requerirá lucha. Requerirá trabajo. Requerirá estudio y mucho debate. Pero no hay nada más significativo ni más gozoso que tomar partido con los seres humanos del planeta, unirse con los soñadores y luchadores, y crear un mundo mucho mejor.
El mundo los espera. Está preguntando y pensando cuándo por fin asumirán la misión que les corresponde de parar esto y galvanizar la sociedad entera cuando lo hagan.
Ser joven en el mundo de hoy es como estar al borde de un precipicio. Por un lado está el desplome hacia la pesadilla imperialista. Por el otro lado está el camino de tremenda lucha, osadía y sacrificio, pero también de nuevas vistas del potencial humano, nuevas cumbres de posibilidades revolucionarias.
La misión de esta generación debe ser parar las guerras por el imperio, cambiar la dirección fascista por la que va la sociedad y crear una alternativa viable a las alternativas de consumismo sobre las espaldas de millones de millones de personas en todo el mundo o un fundamentalismo religioso fanático y reaccionario. ¡Eso quiere decir luchar por crear un mundo radicalmente nuevo! El éxito o fracaso de esta generación en esa misión afectará a cientos de millones de seres humanos
en este país y el resto del mundo por muchísimo tiempo.
Esta generación necesita nuevas voces, que, gritando a voz en cuello, demanden cambios y que hagan cambios. Es necesario que se organicen; es necesario que se lancen a la calle; que confronten al sistema en la esfera ideológica y política; Esta generación también necesita participar en intensas conversaciones, debates y foros para ver que el mundo puede ser diferente y cómo; para forjar relaciones entre personas de diferentes puntos de vista pero que luchan por una meta común; para que pueda surgir algo verdaderamente substancial, vibrante y nuevo.
Tenemos que forjar y vivir una nueva moral: una moral que valore la verdad aunque no sea popular, que aprecie la igualdad entre naciones y entre hombres y mujeres, y la vida de los demás seres del mundo como la propia. Tenemos que descartar la apatía, el cinismo y bailar a nuevos ritmos, con una nueva música, y forjar una cultura de resistencia desafiante y llena de esperanza. Tenemos que soñar sueños radicales.
Tenemos que dejar en claro que hasta que se ponga en reverso la pesadilla apitalista-imperialista y hasta que se haya creado un mundo completamente mejor, el espíritu de rebelión política se difundirá, la resistencia crecerá y se paralizará la rutina normal.
Cuando esta generación asuma esta lucha, con fuertes vientos de guerra, represión y teocracia, tendrá que esforzarse por mantenerse firme. Eso requiere indagar a fondo en esta sociedad para ver por qué el mundo es como es: estudiar las raíces de los problemas, las gigantescas fuerzas de acumulación capitalista y las torcidas ideologías que generan. Esta generación debe buscar las respuestas y las soluciones, aun en lugares donde se le ha aconsejado no buscar.
La revolución y el comunismo inspiraron a una generación por todo el mundo por la promesa de cambios fundamentales para llevar a la humanidad a un mundo en que los hombres no opriman a la mujer; en que no haya la prepotencia de los blancos contra la gente de color; en que un puñado de capitalistas no se enriquezca a expensas del trabajo y sudor de millones de millones de seres humanos; en que no haya divisiones entre los que han recibido capacitación para trabajar con el intelecto y los demás (a quienes se les ha excluido de la vida intelectual y obligado a trabajar como bestias de carga); y en que un solo país no trate de dominar el mundo entero con prepotencia y salvajismo.
En vez de esto, necesitamos una sociedad en la que millones y millones de personas se levanten para crear un estado cualitativamente diferente, un poder revolucionario que sirva para transformar la sociedad, arrancando de raíz la opresión, la ignorancia y la explotación. Un mundo en el que millones usen ese poder estatal para prevenir el reverso a la pesadilla del capitalismo e imperialismo, en vez de que el estado sea lo que es hoy: un instrumento para extender la explotación y reprimir la resistencia.
¿Qué harán ustedes?
Cuando el mundo los bombardea con preguntas de qué van a ser cuando crezcan, es hora de contestar una pregunta diferente: ¿en qué clase de mundo quieren vivir y qué están dispuestos a hacer para forjarlo?
A todos los que rehúsan hacerse de la vista gorda cuando la tortura y la ocupación siguen día tras días, o esperar la próxima procesión de politiqueros que debatirán cuál es la mejor manera de subyugar pueblos enteros, de librar guerras en el planeta y de callar el disentimiento…
A todos los que les preocupa menos la ropa de moda y los últimos aparatos que el hecho de que jóvenes de su edad por todo el mundo tienen que trabajar de 12 a 14 horas al día para hacer esos productos para que los capitalistas se llenen los bolsillos…
A todos los que arden de impaciencia de deshacerse de este sistema que ha azotado e insultado incansablemente y siglo tras siglo a los pueblos oprimidos…
A todos los que se preocupan más por los niños de Irak que por saber quién es el papá de la niña de Anna Nicole…
A todos ustedes que sienten que algo está profundamente mal, pero que todavía no han encontrado su voz…
El mundo de veras depende de lo que ustedes harán.
… hay muchos, como ustedes, que anhelan un camino diferente.
Si ya están luchando contra el sistema, unámonos en esta lucha, extendamos los lazos de fraternidad y debatamos profundamente como salir de este atolladero imperialista.
Otro mundo es posible, pero no sin antes barrer con el sistema hambreador y opresivo del imperialismo y cambiar el curso por el que va la sociedad. Eso requerirá lucha. Requerirá trabajo. Requerirá estudio y mucho debate. Pero no hay nada más significativo ni más gozoso que tomar partido con los seres humanos del planeta, unirse con los soñadores y luchadores, y crear un mundo mucho mejor.
El mundo los espera. Está preguntando y pensando cuándo por fin asumirán la misión que les corresponde de parar esto y galvanizar la sociedad entera cuando lo hagan.
¡¡El momento es ya!!